Un día, durante una de mis sesiones de autoestima con la doctora Fabiola, llamaron a la puerta.
-¿La señorita Alejandría?
-¿Sí? - contestó la doctora- ¿Quién la llama?
-Está aquí el doctor Orozco.
La doctora me dejó salir. Busqué al doctor y nos dirigimos a una sala azul. Jamás había entrado a esa sala.
-Ale, felicidades- dijo el doctor al tiempo que aplaudía. - Has completado el tratamiento.
-Eso quiere decir que... ¿Puedo ir a casa?
-Sí Alejandría. Ya hablamos con tu mamá - ¡Porfin la veré! pensé - ya viene en camino.
Sentí gran felicidad al saber que podía salir de ahí. Sabía que mi vida cambió. Ya no sentía que era un estorbo, ya no pensaba en morir. Ya no pensaba en tomar las pastillas, todo era diferente.
-Leslie...- entré al pabellón de las calacas- Leslie...
-¡Yo!- gritó desde una esquina- ¡Ya perdí por tu culpa!
-Lo siento... Less vengo a despedirme.
Leslie me miró extrañada... como si no me creyera.
-¿Te irás ya?
-Si... lo lamento.
-¿Porqué lo lamentas?- preguntó- ¿Qué eso no es bueno?- las dos reímos.- Sólo no te olvides de mi.
-Jamás lo haré.
Cuando llegó mamá comprendí que en realidad la había lastimado mucho.
-¡Perdóname mamá! No te quise lastimar- lloré- No quise hacerte daño mamá.
-No te preocupes nena- dijo consolandome- sé que no lo hiciste consciente.
Poco después fuí a cambiarme. Estaba a punto de salir cuando recorde algo importante.
-Less quiero que lo tengas tu- le dije aproximandole a Titi a su cama- él te quiere y lo mereces.
-Pero es el oso que te dió tu papá. - Estaba tan cansada, se veía muy mal. Temblaba en su cama sosteniendo a Titi- ¿Segura?
-¡Claro!- contesté- Es para que me recuerdes y veas que pude salir adelante, y que tú también lo harás. Y cuando salgas de aquí nos iremos a dar un paseo por todos los jardines y parques de la ciudad.
Ambas reímos. Leslie me dió un abrazo.
-Cuídate ¿quieres?
-Lo haré... pero come ¿quieres?- le dije riendo.
-Lo intentaré.
Caminé hacia la pierta. Leslie se veía tan demacrada...
Sí, esa es la historia que te quería contar. Ella es la niña que me ayudó a salir de los problemas que tenía. Esa es la historia de mis problemas.
Espero que con eso pienses más en los que te rodean y no dejes que cosas tan insignificantes y tontas te ganen en esta batalla que llamamos vida.
¿Que si sé algo de Mel? Si. Mel sufrió otro ataque nervioso. Intentó cortarse de nuevo. Lo logró.
Cada domingo voy a visitarla. Le dejo las rosas más bonitas que encuentro. Siempre le gustaron las rosas blancas y las rojas.
Lo curioso es que ella me daba el apoyo para salir de los pensamientos tontos e inútiles como el suicidio o la automedicación. Pero ella... ella terminó con su vida.
Diego siempre estuvo al pendiente de mí. No dejaba de llamar a casa. Ah0ra es él quien me acompaña a ver a Mel al cementerio.
¿De Leslie? La extraño mucho pero no ha salido del hospital, y no puede recibir cartas ni llamadas y no la dejan recibir visitas, en especial mías.
Pero me gustaría agradecer su apoyo. Quiero hacer un monumento en su honor. Llevarla a cenar, quiero verla mejorar.
Ya van dos años desde que salí del hospital. Dos años desde que recuperé mi vida. ¿Qué piensas de mi ahora? Seguramente me crees loca.
En verdad lo conté para enseñarte algo importante. Mirar la vida de manera diferente no es tan dificil. Debes verla de manera alegre y positiva, o pronto podrás encontrar marcas de navaja en tus muñecas y sangre en el lavabo... Y verás que ya es muy tarde.
O puedes tener una segunda oportunidad y encontrar las marcas en tus muñecas y arrepentirte, saber que sí importabas... encontrar las marcas en tus muñecas y recordar que arruinaste vidas importantes sólo por no querer enfrentar al mundo.
O puedes encontrar las marcas y querer hacerlo de nuevo, perderlo todo por algo tan pequeño e insignificante que nunca existió más que en tu mente.